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Esa misma noche, unos hombres de la ciudad vinieron para atacarme y rodearon la casa donde estábamos hospedados. Pensaban matarme a mí, pero en vez de eso maltrataron a mi mujer hasta matarla. Entonces yo corté su cuerpo en pedazos, y los mandé por todo el país, para que todos los israelitas se enteraran del terrible crimen que se había cometido. Como israelitas que somos, tenemos que decidir lo que vamos a hacer.

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